Hace mucho tiempo empecé a elaborar una lista interna de las cosas que quiero en mi vida y las que no.
Me gustan los pares, ya sean días, volumen, números... Me gustan las risas, las sonrisas, carcajadas, las lágrimas de alegría desbordada.. Amo los impulsos, son la consecuencia de nuestro ser interno apoderándose de nuestra conciencia. Me gusta saltarme las normas, las formas, incluso las composturas en algunos momentos. Quien escribió la ley, conocía el secreto de la trampa. Me gusta ser impredecible, complicada, especial, como cada cual a su manera. Me gusta no desear sino hacer, quererlo esta bien pero conseguirlo es mejor. Me gusta ser ambiciosa, exigente, una maldita inconformista, cuando alcanzas una meta al momento debe aparecer otra. Me gustan los caprichos tontos que sacan una sonrisa, los detalles latentes que se graban a fuego. Me gusta ser consciente de mis errores y aprender de ellos, quien no es capaz de reconocer un fracaso nunca saboreara realmente una victoria. Me gusta lo no planificado. Me gustan los reconocimientos merecidos, sin sobrepasarse, las recompensas a tiempo. Me gustan los abrazos, los que salen del alma, que se llevan tan dentro que se guardan en el recuerdo. Me gusta vivir, me gusta mi vida y ante todo, me gusto yo.
No me gustan las dudas, las incertidumbres, las verdades a medias y las excusas baratas. Las costumbres insanas, los daños "inconscientes" … Odio ante todo el sufrimiento de mis allegados, sus lágrimas y su impotencia. Odio a la gente que no tenía playstation de pequeño y se cree que tiene el derecho a jugar con las personas. Me da rabia el abuso de poder, el egoísmo consciente y prepotente. Noe gustan los silencios incómodos, las sonrisas forzadas, los halagos que no son sinceros. No me gusta la gente que pierde la fuerza de la voluntad y son como un barco a la deriva. Odio la falsedad, las apariencias, aunque a veces sea necesario. Si cuentas una mentira hazlo hablando con quién esté enterrado y de veras no pueda contarlo. Odio las venganzas, los rencores, las peleas tontas que no se solucionan a los cinco minutos. Odio a la gente sin carácter, sin salero, rígidos como un palo.
Mi lista es bastante más larga... Y siempre quedarán cosas por añadir. La vida es extensa y hay que apreciar cada detalle que nos regala.
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